Los
doce dioses y diosas más importantes de la Antigua Grecia, llamados
dioses del Olimpo, pertenecían a la misma grande y pendenciera
familia. Menospreciaban a los anticuados dioses menores sobre los que
gobernaba, pero aún menospreciaban más a los mortales. Los dioses
del Olimpo vivían todos juntos en un enorme palacio erigido entre
las nubes, en la cima del monte Olimpo, la cumbre más alta de
Grecia.
En
la ala meridional, detrás de la sala de consejo, y mirando hacia las
famosas ciudades griegas de Atenas, Tebas, Esparta...estaban los
aposentos privados del rey Zeus, el dios padre, y de la reina Hera,
la diosa madre. En el ala septentrional del palacio, que miraba a
través del valle de Tempe hasta los montes agrestes de Macedonia,
albergaba la cocina, la sala de banquetes, la armería, los talleres
y las habitaciones de los siervos. En el centro, se abrían un patio
al aire libre con habitaciones privadas a cada lado, que pertenecían
a los otros cinco dioses y cinco diosas del Olimpo. Más allá de las
cocinas y las habitaciones de los siervos, se encontraban las cabañas
de los dioses menores.
Los
dioses del Olimpo se reunían de vez en cuando para tratar asuntos
relacionados con los mortales. Pero casi siempre estaban demasiado
metidos en sus propias discutas y pleitos como para ocuparse de
asuntos relativos a los mortales.
El
rey Zeus tenía un enorme trono negro de mármol pulido de Egipto,
decorado con oro siete y escalones llevaban hasta él; sobre el
reposabrazos derecho de su trono había un águila áurea con ojos de
rubí, que blandía entre sus garras unas varas dentadas de estaño,
lo que significaba que Zeus podía matar a cualquier enemigo que
quisiera enviándole un rayo. Un manto púrpura de piel de carnero
cubría el frío asiento; Zeus lo usaba para provocar lluvias
mágicamente en épocas de sequía. Era un dios fuerte valiente,
necio, ruidoso, violento y presumido, que siempre estaba alerta por
si su familia intentaba librarse de el. Tiempo atrás, él se había
librado de su cruel, holgazán y caníbal padre, Cronos, rey de los
titanes y de las titánides. Los dioses del Olimpio no podían morir
pero Zeus con la ayuda de sus dos hermanos mayores, Hades y Poseidón,
habían desterrado a Cronos a una isla lejana en el Atlántico, Zeus,
Hades y Poseidón se sortearon las tres partes del reino de Cronos.
Zeus ganó el cielo, Poseidón el mar, y Hades el inframundo; La
tierra sería compartida cronos consiguió escapar de la isla en una
pequeña barca ,cambiando su nombre por el de Saturno.
La
reina Hera tenía un trono de marfil, al que se llegaba subiendo tres
escalones. Hera se sentaba sobre una piel de vaca,que a veces
utilizaba para provocar lluvias mágicamente, si Zeus no podía ser
molestado para detener una sequía. Le disgustaba ser la esposa de
Zeus, por que él se casaba a menudo con mujeres mortales y decía,
con una sonrisa burlona , que esos matrimonios no contaban por que
esas esposas pronto envejecerían y morirían, y que Hera seguiría
siendo siempre su reina, perpetuamente joven y hermosa.
Por
muy mal que se portara Zeus con Hera se sentía obligada a dar un
buen ejemplo a los dioses, diosas y mortales, como madre del cielo.
Su símbolo era una vaca el más maternal de todos los animales, Hera
también se atribuía el pavo real. Estos dos tronos presidian la
sala de consejos, al fondo de la cual una puerta daba a campo
abierto. A ambos laterales de la sala, se encontraban otros diez
tronos: para cinco diosas en el lado de Hera y para cinco dioses en
el de Zeus.
Poseidón,
dios de los mares y de los ríos, tenía el segundo trono más
grande. Esta divinidad se sentaba sobre la piel de foca. Zeus, por
haberle ayudado a desterrar a Cronos y a los titanes, había
casado a Poseidón con Anfitrite, la anterior diosa del mar, y le
había permitido quedarse con todos sus títulos. Aunque odiaba ser
menos importante que su hermano menor, Poseidón temía el rayo de
Zeus. Su única arma era un tridente con el que podía abrir el mar y
hundir barcos, por eso Zeus nunca viajaba en embarcaciones. Poseidón
eligió como símbolo un caballo, animal que aseguraba haber creado
él.
Frente
a Poseidón se sentaba su hermana Deméter, diosa de las frutas, las
hierbas y los cereales. Su trono era de brillante malaquita. Deméter
casi nunca sonreía,excepto cuando su hija Perséfone (infelizmente
casada con Hades, el dios de la muerte) la visitaba una vez al año.
Deméter había sido bastante alocada de joven y nadie recordaba el
nombre del padre de Perséfone. El símbolo de Deméter era una
amapola.
Al
lado de Poseidón se sentaba Hefesto, hijo de Zeus y Hera. Él era
el dios de los orfebres, los joyeros, los herreros, los albañiles y
los carpinteros. Hefesto quedó cojo nada más nacer, cuando Zeus
rugió a Hera<< un mocoso debilucho como éste no es digno de
mí!>> y lo lanzó lejos, por encima de los muros del Olimpo.
Al caer, Hefesto se rompió una pierna, con tan mala fortuna que tuvo
que ayudarse eternamente de una muleta de oro. Su símbolo era una
codorniz, un pájaro que en primavera baila a la pata coja.
Frente
a Hefesto se sentaba Atenea, la diosa de la sabiduría. Atenea
desconocía el nombre de sus padres. Poseidón decía que era hija
suya, de un matrimonio con una diosa africana llamada Libia. Pero lo
único cierto era que, de niña, Atenea fue encontrada, vestida con
una piel de cabra, deambulando a orillas de un lago libio. Sin
embargo, Atenea, antes de admitir ser hija de Poseidón, permitía
que Zeus la creyera descendiente suya. Zeus afirmaba que un día,
cuando padecía un horrible dolor de cabeza y aullaba como un millar
de lobos cazando en jauría, Hefesto había acudido a él con un
hacha y, amablemente, le había partido el cráneo, lugar del que
surgió la diosa de las batallas. Esta divinidad escogió a la sabia
lechuza como símbolo y tenía una casa en Atenas.
Al
lado de Atenea se sentaba Afrodita, diosa del amor y de la belleza.
Tampoco nadie sabía quiénes eran sus padres. El viento del Sur dijo
que la había visto una vez en el mar sobre una concha cerca de la
isla de Citera y que la había conducido amablemente a tierra. Podía
ser hija de Anfítrite, pero también podía ser descendiente del
viejo Cronos. El trono de Afrodita era de plata con incrustaciones de
berilios y aguamarinas. Afrodita tenía un ceñidor mágico que
llevaba siempre que quería hacer que alguien la amara con locura.
Para evitar que Afrodita se portara mal, Zeus decidió que le
convenía un marido trabajador y decente y, escogió a su hijo
Hefesto. Pero ella consideró una desgracia ser la esposa de un
herrero.
Frente
a Afrodita se sentaba Ares, el alto, guapo, presumido y cruel hermano
de Hefesto. Ares y Afrodita estaban continuamente cogidos de la mano
y cuchicheando en los rincones, lo que ponía celoso a Hefesto. Si
alguna vez éste se quejaba de ello, Zeus se reía de él. El trono
de Ares, era de bronce, tenía unas calaveras en relieve, y estaba
tapizado con piel de humana. Ares era maleducado, inculto y tenía
el peor de los gustos; pero Afrodita lo veía magnífico. Sus
símbolos eran un jabalí y una lanza manchada de sangre.
Al
lado de Ares se sentaba Apolo, dios de la música, de la poesía, de
la medicina, del tiro con arco y de los hombres jóvenes solteros.
Era hijo de Zeus y Leto, una diosa menor con la que Zeus se casó
para molestar a Hera. Su trono áureo tenía grabadas unas
inscripciones mágicas, un respaldo de forma de lira y una piel de
pitón en el asiento. El símbolo de Apolo era un ratón.
Frente
a Apolo se sentaba su hermana gemela Artemisa, diosa de la caza y de
las chicas solteras. Su trono era de plata pura, con un asiento
forrado de piel de lobo. Artemisa, odiaba la idea del matrimonio,
aunque cuidaba amablemente de las madres, cuando daban a luz a sus
bebés. Artemisa prefería cazar, pescar y nadar a la luz de la luna,
en los lagos de montaña. Si un mortal la veía desnuda, ella lo
convertía en ciervo y lo cazaba. Como símbolo, esta diosa escogió
una osa, el más peligroso de todos los animales salvajes de Grecia.
El
último de la fila de los dioses era Hermes, hijo de Zeus y de una
diosa menor llamada Maya. Hermes dios de los comerciantes, los
banqueros, los ladrones, los adivinos y los heraldos, nació en
Arcadia. Su trono estaba esculpido en un único y sólido bloque de
roca gris; y el asiento estaba tapizado con piel de cabra.
La
última de la fila de las diosas era la hermana mayor de Zeus,
Hestia, diosa del hogar; se sentaba en un sencillo trono de madera
lisa, sobre un simple cojín de lana virgen. Hestia, la más amable y
pacífica de todos los dioses del Olimpo, odiaba las continuas peleas
familiares y nunca se preocupó por elegir un símbolo.
Pero
un día Zeus anunció que Dioniso, hijo suyo había inventado el vino
y que, por tanto, se le debía conceder un sitio en el consejo. Trece
dioses olímpicos hubiese sido un número desafortunado, así que
Hestia le ofreció su lugar, sólo para mantener la paz. El trono de
Dioniso era de madera de abeto dorada, decorado con racimos de uva
esculpidos en amatista, serpientes esculpidas en serpentina, jade y
cornalina. Este dios eligió un tigre como símbolo.
En
cuanto a los otros dioses y diosas que vivían en el Olimpo, está
Heracles, el portero, quién dormía en la caseta de la entrada, y
Anfítrite, la esposa de Poseidón, de la cual ya hemos hablado.
También estaba la madre de Dioniso , Semele, a quién Zeus convirtió
en diosa a petición de su hijo; la odiosa hemana de Ares, Eris,
diosa de las peleas; Iris, mensajera de Hera, que corría a lo largo
del arco que lleva su nombre; la diosa Némesis, que llevaba una
lista de todos los mortales orgullosos y merecedores del castigo de
los dioses del Olimpo.